JESUCRISTO ES LA RESPUESTA
  “Escuchando, esperando y observando”
 
“Escuchando, esperando y observando”
 Pro. 8:32-36: “Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción y sean sabios; no la descuiden. Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del SEÑOR. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte”.Hay tres palabras claves que están en tiempo pasado continuo:Escuchar. Observar. Esperar. 
La promesa está en el verso 35: “...En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor”.¿Pero cómo encontrarlo?
  
Podemos ver esto en la vida de Josué, en Éxodo 17:8-13: “...luego Aarón y Hur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol. Fue así como Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada”. Esto demuestra que la vida del guerrero está atada al poder de la intercesión y la alabanza:levantando las manos y los brazos
 
Moisés en el monte; Mientras el resto de las personas volverían a sus propias tiendas y llevarían a cabo sus “negocios personales como de costumbre”, el joven Josué esperaría a la entrada del Tabernáculo del encuentro. Sería el primero en ver el reflejo de la Gloria de Dios y la cara de Moisés.
Colocarnos a los pies de Jesús, escuchando, esperando y observando, también hará esto por nosotros. Veremos que la cara de Jesús y el resplandor de la Luz de Dios brillarán en nuestras vidas.
 
Podemos ver en la vida de David, en el Salmo 84:1-12 y sobre todo en el
Salmo 84:10: “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos”.(Yo sería más bien un portero). David conoció el arte de esperar en el umbral de la puerta de la Casa de Dios. Este es el arte de escuchar, esperar y observar
Escuchando
Ore estos versos sobre su propia vida. Pida un oído para oír, Isaías 50:4-5 dice: “El Señor omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado. Todas las mañanas me despierta, y también me despierta el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor omnipotente me ha abierto los oídos, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás”. Cada uno de nosotros “oye” de una manera diferente.
  
Marcos 9:1-8 refleja la Transfiguración.Marcos 9:7-8 dice: “Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo! De repente, cuando miraron a su alrededor, ya no vieron a nadie más que a Jesús”.
  
Estas escrituras pintan el celo del Padre por Su Hijo. Demuestra Su grandeza anhelando hablarnos. Los discípulos no vieron a nadie más, excepto a Jesús.
Para oír a Dios, debemos aprender a tratar con la distracción.La clave es enfocarnos tanto en Él que todo lo demás se marchite en el fondo. Podríamos meternos en largas discusiones sobre los movimientos pasados o presentes de Dios (Moisés: la Ley y Elías: los profetas). Pero el Padre dirigió sus ojos para ver sólo a Jesús. 
Necesitamos una revelación de Su encanto. Este es un camino más elevado que limitarse a resistir el mal. Cuando vemos y conocemos Su amor, entonces nos detendremos y escucharemos. Lucas 19:48 dice: “Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés” (Lea Lucas 19:45-48).Quizá surja un pueblo corporativo en nuestros días que lo buscará y escuchará cada palabra Suya. Una promesa de protección espera a esa clase de gente.
 
Esperando 
Isaías 30:18-21 dice: “Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan! Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más. ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá. Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Este es el camino; síguelo”.   
 
Él nos espera, nos anhela y tiene compasión por nosotros. ¡Viene corriendo cuando oye nuestra voz! 
 
Otras Escrituras de Isaías: 
Isaías 64:1-4, verso 4 dice: “Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían” 
Isaías 40:31: “pero los que confían en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”
  
La iniciativa es el problema. En el Libro de los Hechos, Dios no sigue al hombre, sino es el hombre quien lo ministra a Él y luego intenta mantenerse al ritmo de lo que Él está haciendo.
 
“Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan!” (Isaías 30:18)
“No sólo debemos pensar en nuestra espera en Dios, también sobre algo que es aún más maravilloso, Dios nos está esperando a nosotros.
La visión de Él esperándonos, le dará un nuevo impulso e inspiración a nuestra espera en Él. Nos dará una confianza indecible donde nuestra espera no puede ser en vano. Si Él espera por nosotros, entonces podemos estar seguros que somos más que bienvenidos y que Él se regocija de encontrar a aquellos que  estuvo buscando”.  
“Busquémoslo aún ahora, en este momento, en el espíritu de esperar humildemente a Dios para saber lo que significa. Por consiguiente, la espera en el Señor desata Su Gracia hacia usted. Aceptaremos y nos haremos eco del mensaje: Benditos todos los que esperan por Él”.  
Observando 
Hab. 2:1-3 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella .Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
 La actitud interna apropiada es la clave que abre nuestra habilidad para oíryveren el Espíritu. “Observar” es tanto un don como un arte que se debe aprender. Entonces, esta es una combinación de los dones yel desarrollo del carácter
 
Mateo 26:40 dice: “¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora?”. No dice solo, “¡Oren!”. Dice “mirar (velar)”. ¡Esta es una postura muy importante para aprender en nuestra oración! 
 
Ezequiel 33:6 dice: “Ahora bien, si el centinela ve que se acerca el enemigo y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte” 
   
¡Debemos estar alerta! 
Aprendamos las lecciones de la actividad continua de escuchar, esperaryobservar. Cuando nos comprometemos con estas habilidades, lo encontraremos verdaderamente a Él y obtendremos Su favor.  
 
Estemos alerta y aprendamos las artes de la comunión con nuestro Maestro.
  
Escuchar. Observar. Esperar
 
 
   
 
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